“No hay viento favorable para el barco que no sabe hacia dónde va”. Esta famosa cita del político y orador romano Séneca tiene dos mil años de antigüedad. Sin embargo, su validez y su verdad han permanecido intactas hasta hoy.
En pleno siglo XXI, establecer objetivos continúa siendo un aspecto fundamental a la hora de trazar un plan o proyecto de empresa. Sin objetivos, un negocio rema a la deriva, sin saber si aquellas acciones y estrategias que está implementando son eficaces o, por el contrario, suponen una fuga de recursos al no ofrecer resultados.
En este artículo vamos a ahondar en el concepto de objetivo en el contexto de los negocios. Analizaremos por qué son importantes y cómo deben ser esos objetivos para proporcionar una visión clara de la empresa.
¿Qué son los objetivos y por qué todo negocio debería establecerlos?
Los objetivos marcan la dirección de las estrategias y ayudan a medir sus resultados. En otras palabras, los objetivos determinan a dónde quiere llegar la empresa a partir de cada una de las áreas funcionales y permiten detectar cuándo se ha alcanzado ese punto.
Gracias a ellos, las organizaciones en general y la alta dirección, en particular, pueden adquirir una comprensión clara de los esfuerzos que realizan o deben realizar para conseguir resultados. En definitiva, los objetivos se definen como los peldaños que conducen hacia un resultado deseado.
Establecer objetivos es vital para las empresas que deseen alcanzar el éxito. Son varias las razones que justifican la fijación de objetivos entre las que destacamos las siguientes.
- Ayudan a mantener el foco: Cuando los objetivos quedan definidos de forma clara y estratégica, se facilita la toma de decisiones. La empresa sabe a dónde quiere llegar, y elegir las acciones para llegar a esa meta resulta más sencillo. Así, al establecer objetivos, la organización deja claras sus prioridades y es capaz de mantener el foco en ellas hasta alcanzarlas.
- Potencian la motivación: Cuando las expectativas de un negocio no se alcanzan, la motivación cae. Trazar objetivos en una organización ayuda a mantener a los empleados felices y altamente motivados para conseguir un fin común.
- Promueven el trabajo en equipo: Los objetivos compartidos ayudan a sentar las bases de la colaboración entre el equipo y a que cada uno de los miembros desempeñe su labor de forma responsable con el resto de compañeros. La realidad es que cuando se rema hacia la misma dirección, el compromiso y la productividad aumentan y, por ende, los éxitos son mayores.
- Favorecen el liderazgo efectivo: Los empleados necesitan saber qué es lo que la dirección espera que logren y los objetivos son los encargados de señalar la línea de actuación.
- Facilitan la toma de decisiones: Establecer objetivos brinda al negocio una comprensión más profunda de los efectos que tienen las decisiones estratégicas y cómo afectan para alcanzar las metas deseadas. Este conocimiento facilita la toma de decisiones basadas en los objetivos fijados.
- Permiten evaluar acciones y estrategias: Cuando una empresa tiene sus objetivos definidos, éstos se pueden monitorizar de forma periódica para verificar que el negocio avanza en la dirección correcta. En caso de detectar que no se están logrando o avanzando hacia la consecución de los objetivos, es posible implementar cambios, realizar ajustes y optimizar procesos. En este sentido, la empresa debe estar comprometida con la entrega de propuestas de valor a sus clientes para alcanzar, entre otras cosas, la rentabilidad deseada.
- Ayudan a medir el éxito: Delimitar objetivos es la forma más certera de medir el éxito de una entidad. Ofrecen una perspectiva más amplia y profunda del negocio a partir de la cual es posible mejorar y crecer para incrementar la rentabilidad.
¿Cómo establecer los objetivos correctos para alcanzar el éxito?
Para que un objetivo cumpla la misión de guiar las decisiones empresariales de forma eficaz debe cumplir ciertos requisitos. Así, los objetivos deben ser inteligentes y coherentes, cualidades que quedan resumidas en el acrónimo SMART, que se identifica con los términos specific, measurable, attainable, relevant y timely.
En castellano el equivalente serían los objetivos CREMA que se corresponden con los términos “con fecha”, relevantes, específicos, medibles y alcanzables. Vamos a profundizar en cada una de estas claves que te ayudarán a articular objetivos efectivos.
Con fecha de vencimiento
Los objetivos se desvirtúan y ralentizan cuando no hay un marco de tiempo vinculado a ellos. La urgencia desaparece al no existir una fecha de finalización concreta. Por ello, hay que delimitar de forma clara el plazo contemplado para ejecutar y alcanzar el objetivo.
En este sentido, es importante trazar fechas límite que sean realistas. Establecer objetivos a corto plazo que conduzcan hacia un objetivo a largo plazo es la clave. De esta manera, los procesos se compartimentan en pequeños hitos que se conquistan con mayor facilidad sin perder de vista el panorama general.
Relevantes
Un objetivo efectivo es aquel que resulta importante dentro del contexto general de la empresa y está en consonancia con la misión y los valores de la entidad. Sólo en base a esta premisa se asegura de que va a merecer la pena invertir tiempo y recursos, tanto humanos como económicos, para alcanzar esa meta.
Específicos
No conduce a ningún resultado establecer un objetivo que resulte vago, ambiguo o genérico. Por ello, todo objetivo debe estar definido con detalle, de forma clara y concreta para conducir a la acción.
Comprueba la diferencia entre el objetivo A y el objetivo B con estos ejemplos.
- Objetivo A: Incrementar las ventas un 15 % (100.000 € a 115.000 €) durante los próximos 6 meses.
- Objetivo B: Incrementar las ventas.
¿Observas la diferencia entre ambos ejemplos? Sin duda, el enunciado A resulta más significativo que el B.
Medibles
Todo objetivo debe ser cuantificable, es decir, necesita llevar asociado unos indicadores que permitan a la empresa monitorizar, analizar y valorar si se ha alcanzado o no el resultado final. Si los logros no se pueden medir con respecto a las expectativas de la empresa, es imposible detectar el progreso hacia la meta.
Alcanzables
En muchas ocasiones las empresas pecan planificando objetivos poco razonables que están lejos de su alcance. Es cierto que es importante ser optimista, pero también lo es mantener los pies en la tierra y adaptar las metas a la realidad de la organización.
Un objetivo efectivo es aquel que es capaz de desafiar al equipo y mantenerlo motivado hasta completar la meta. Cuando se marcan objetivos demasiado altos, el estrés aumenta y las posibilidades de hacerlo realidad disminuyen. También hay que huir de trazar objetivos excesivamente fáciles que conduzcan a la inacción.
El éxito de un negocio depende de su capacidad para establecer y alcanzar objetivos. Definirlos de forma precisa es la llave para convertir esas metas en una realidad.