Las franquicias son un sistema en expansión en España tal y como ha revelado el estudio “La Franquicia en España 2019”, elaborado por el Servicio Estadístico de la AEF (Asociación Española de Franquiciadores). En total 1.376 enseñas conforman el sistema de franquicias nacional, un 2% más respecto a 2017.
Pero, ¿qué es realmente una franquicia? ¿Es una opción de negocio exitosa? En este artículo vamos a definir el concepto de franquicia. Además, analizamos las ventajas y desventajas que tiene este modelo de emprendimiento.
¿Qué es una franquicia?
Si tomamos como referencia la definición de franquicia que la RAE arroja diremos que se trata de la concesión de derechos de explotación de un producto, actividad o nombre comercial, que una empresa concede a uno o varios individuos en una zona concreta.
De esta manera, el concepto de franquicia hace referencia a un sistema a través del cual un franquiciador autoriza a un franquiciado a replicar su modelo de negocio (incluyendo marca comercial, producción y conocimientos —know how—) en un lugar concreto y durante un tiempo establecido.
Esta relación comercial se fundamenta en un acuerdo económico por el cual el franquiciado debe abonar al franquiciador, también conocido como franquiciante, una cantidad por los derechos de explotación adquiridos. Las obligaciones y los derechos que el emprendedor contrae con el franquiciador se reflejan en un contrato de carácter jurídico denominado contrato de franquicia.
Existen diferentes tipos de franquicia en función de la modalidad acordada. Destacan las franquicias de distribución, las franquicias de producción o las franquicias de servicios, entre otras.
Qué ventajas supone montar una franquicia para un emprendedor
Cada vez son más los emprendedores que se suman al sistema de franquicias porque aprecian en él una serie de beneficios respecto a crear un negocio propio desde cero. Son muchas las ventajas que supone adquirir una franquicia frente a crear un negocio similar no franquiciado.
Uno de los factores que mayor atracción ejerce para apostar por la franquicia es que se trata de un negocio rentable y testado, que ya se ha demostrado que funciona. Esta realidad aplaca el temor al fracaso, potencia la ventaja competitiva y refuerza la seguridad para el emprendedor.
El autónomo percibe la franquicia como un negocio solvente y capaz de acortar el plazo de retorno de la inversión (PRI) o payback, que según algunos estudios se sitúa en torno a los dos años y medio, una cifra que puede variar en función del sector y de la marca. Por lo tanto, el riesgo que asume el franquiciado es relativamente bajo frente a otros modelos de emprendimiento.
Ser franquiciado también acorta la curva de aprendizaje del nuevo negocio. El emprendedor se beneficia de la experiencia, el conocimiento, la metodología y la tecnología que ya posee el franquiciador y que ha validado a lo largo de su trayectoria.
Asimismo, el emprendedor que decide montar una franquicia se beneficia del reconocimiento que la propia marca ya posee. El consumidor ya conoce el producto o el servicio que ofrece la franquicia, y esto facilita en gran medida la aventura empresarial.
Por otro lado, otra ventaja que resulta atractiva para muchos emprendedores es que el acceso a la financiación para crear un negocio franquiciado es relativamente más sencillo. Una franquicia es un negocio consolidado y respaldado por datos reales. Y este hecho es percibido de forma positiva por las entidades financieras que deben facilitar los créditos para el nuevo negocio.
Qué desventajas implica pertenecer a una franquicia para un emprendedor
Las obligaciones del franquiciado pueden ser consideradas uno de los grandes inconvenientes del sistema. Ciertamente, la libertad para tomar decisiones propias en cuanto al negocio se reduce de forma drástica ya que queda supeditada a las obligaciones contraídas con el franquiciador.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el franquiciado debe abonar una serie de cuotas a cambio de la explotación del negocio. Entre ellas están: el canon y el royaltie.
El primer de ellos hace referencia a la cantidad que el franquiciado abona a la marca en el momento de la firma del contrato. Se suele pagar en una sola cuota inicial y puede no ser reembolsable al concluir el contrato. Cada franquicia tiene fijado sus propios cánones de entrada.
En relación a los royalties, se trata de una cantidad económica que el franquiciado paga a la marca a cambio de los servicios que ésta le proporciona de forma periódica. Se puede referir al marketing, a la logística o al I+D, entre otros.
La franquicia, ¿un modelo de negocio exitoso?
En la ecuación que establece el éxito o el fracaso de una franquicia intervienen multitud de variables entre las que se encuentran una correcta elección de la franquicia, una adecuación al modelo propuesto por parte del franquiciador, una inversión equilibrada en un local físico y su ubicación ideal —en caso de ser necesario—, o un perfil de cliente similar al testado por la franquicia, entre otras muchas.
No obstante, los datos son contundentes. Como refleja el estudio citado al inicio de este artículo, el sistema de franquicias no ha dejado de crecer en España desde 2005 alcanzando una cifra de facturación en 2018 de 27.702,2 millones de euros. Por su parte, los franquiciados son los emprendedores con menor tasa de fracaso en España —tan solo el 25% de ellos cierra a lo largo de los primeros cinco años de vida del negocio— según anunció Expansión en 2015.
Ante esta realidad, podemos concluir que apostar por la información oportuna y la formación son puntos claves para emprender con éxito ya sea en algún tipo de negocio propio y de la misma manera a través de un modelo de franquicia.